«Ernesto Duarte y sus grabaciones»

Ernesto Duarte fue sin lugar a dudas unos de esos ejemplos con sobrado talento en varias esferas de la música. Un notable pianista, compositor, arreglista, orquestador y empresario de discos.

Ernesto Duarte Brito (Jovellanos, Matanzas, Cuba, 1922-Madrid, España, 1988) tuvo su primera experiencia musical con la orquesta de los Hermanos Lebatard dirigida por el saxofonista Germán Labatard. A lo largo de la década del 40, pasó por varias orquestas como la Continental, el Conjunto Colonial y el Conjunto Niágara pero no fue hasta entrada la década de los 50 cuando conformó su propia orquesta. A partir de entonces, con una orquesta de formato jazz band desplegó una importante carrera musical en la que cosechó grandes éxitos, haciéndose acompañar de artistas de la talla de Nelo Sosa, Pedro Vargas, Benny Moré, Amelita Frades, Xiomara Alfaro, entre muchos otros. Varios de estos éxitos quedaron registrados para el sello discográfico norteamericano RCA Víctor.

Fuente: Archivo de la autora

No fue hasta 1957, cuando protagonizó, junto con los hermanos Guillermo y Rafael Álvarez Guedes, el lanzamiento de “Producciones Gema”, uno de los catálogos más importantes dentro de la industria disquera cubana y en las que acumularon éxitos de figuras por aquel entonces desconocidas como Rolando La Serie, a quien más tarde todos conocerían como “El guapo de la canción” y Celeste Mendoza “La reina del guaguancó”.

Las grabaciones Duarte

Para Ernesto Duarte era esencial el inicio de nuevos proyectos y la búsqueda de nuevos talentos, algo a lo que se dedicó hasta el final de sus días. Es así que, en 1958, el pianista matancero decidió abandonar “Producciones Gema” y fundar su propio sello: “Grabaciones Duarte”. Vale destacar que la relación de afecto, amistad y colaboración con los hermanos Guedes jamás se vio afectada por esta decisión.

La estrenada marca de discos tuvo sus oficinas comerciales y salón de ventas en la capitalina calle de San Rafael 704. Los dos primeros singles que se comercializaron en formato de 45 y 78 rpm fueron de su propia orquesta. De ellos, los temas “Échame a mi la culpa”, y “Cicuta tibia” fueron éxitos rotundos y en los que se estrenó un nuevo talento: Rolo Martínez.

Rolo tenía tan solo 23 años cuando fue descubierto por Duarte. A partir del éxito cosechado por sus interpretaciones de rancheras en tiempo de bolero que no dejaban de sonar en las victrolas, es invitado a grabar su primer LP. En estas grabaciones, Rolo se pasea por los boleros, las guarachas, los sones montunos y los merecumbés con la misma gracia y seguridad de un artista experimentado. A partir de su revelación como nuevo artista, su carrera artística fue en ascenso y se convirtió en razón de disputa por los centros nocturnos y estaciones de radio y televisión.

Rolo Martinez con la orquesta de Ernesto Duarte. Fuente: https://www.facebook.com/ernesto.duartebrito/

Así, empezaron a desfilar varios artistas y a engrosar el catálogo Duarte: Fernando González, Tata Ramos, Chucho Álvarez, Chamaco García, el dúo Mirtha y Daisy, Salvador Levy, Israel López (Cachao), Natalia Herrera, Inés María, Celina y Reutilio con los cantores de Ariguanabo, las Orquestas de Neno González, América del 55, Chappottin, Luisito Pla y sus guaracheros, el conjunto Rumbavana entre muchos otros. Algunos alcanzaron el estrellato, otros quedaron en una o dos grabaciones pero que representaron una oportunidad única de grabar.

Ernesto Duarte y el cantante Tata Ramos en el lanzamiento del disco «No te mires en el rio». Fuente: https://www.facebook.com/ernesto.duartebrito/

Una vasta experiencia con la disquera Gema, la apuesta por nuevos talentos, sumado a los exquisitos arreglos del señor Duarte y la acertada elección de los temas eran quizás las variables de la fórmula para que cada grabación Duarte se convirtieran en un éxito seguro.

De ello, da fe, la Revista Show, en una de sus páginas dedicadas al panorama disquero en las que anuncia la salida al mercado de varios sencillos y LP’s.

Fuente: Revista Show

Las grabaciones tenían lugar en los estudios de Radio Progreso y los músicos eran o bien los de la propia orquesta de Duarte o los de los artistas en cuestión. Se cree que las primeras producciones de sus discos de larga duración fueron hechas en los Estados Unidos. Esto se puede constatar por las referencias de las matrices que tienen sus primeras largas duraciones. Los fonogramas LPD -1601 “Luisito Pla y sus guaracheros – Cuba y Puerto Rico”, LPD- 1602 “Rolo Martínez” y LPD-1603 “Cachao y su típica – Superdanzones Vol. I” refieren que los discos Duarte por aquel momento se realizaban en 1171 Grant Ave, Bronx 56; NY. Tiempo después, las buenas relaciones con Ramón Sabat, dueño de la Panart y de la fábrica, Cuban Plastics & Record Corporation les permitieron lanzar algunas de sus producciones haciendo uso de la manufactura nacional. Para 1959, con la aparición de la Impresora Cubana de Discos S.A en la industria discográfica, Duarte tuvo la oportunidad de fabricar el resto de sus nuevas producciones y reimpresiones de sus discos con esta nueva fábrica.

Hasta donde se conoce, el catálogo Duarte consta de 15 LP’s y 81 singles. Cada una de sus producciones gozan de un enorme prestigio dentro de la comunidad de melómanos y coleccionistas, pues es considerado uno de los catálogos más cotizados dentro de la fonografía musical cubana.

Caben destacar algunas piezas musicales de notable interés y que se hacen en apreciar hoy en día por su escasez y porque no trascendieron de su formato original: el “45”. Figuran los temas de marcado carácter bailable “Ritmo de palo”, “A la quimbamba” y “Vámonos pa’ la pachanga” de Rolo Martínez, “Camara rio ta’ hondo” del Conjunto Rumbavana, “Me voy pa’ las Villas” y “Mi china me botó” de la Orquesta América del 55, “Vamos a salcocha” de la orquesta de Neno González, “Dulce cañadonga” de Raúl Planas y “Esa chiquita es candela” de Luisito Pla y sus guaracheros.

La portada misteriosa

Una de las grabaciones más perseguidas dentro del catálogo es el LPD-1616 «A bailar con el Conjunto Rumbavana”, donde figuran temas muy populares como “Marcolina”, “Rumba pa’ los rumberos”, “El carapacho”, “Vanidad” y “Que nadie sepa mi sufrir”. Pero lo que ha afamado tanto este fonograma ha sido la leyenda detrás de él, ya que cada vez que este disco se encuentra en su primera edición, aparece desprovisto de su carátula. Desde entonces, un sinnúmero de “cazadores de discos” se han dado a la tarea de visitar hasta los lugares más recónditos de la Isla en búsqueda de la enigmática cubierta.

Una de las tantas leyendas en torno a su posible existencia, es que el señor Duarte le obsequió a Ricardo Ferro, director de Rumbavana, un Cadillac del año por la grabación del fonograma. El director y su orquesta se tomaron una foto con el lujoso auto y la instantánea de ese momento fue empleada en el diseño de la cubierta.

Aunque varios melómanos, coleccionistas, investigadores e incluso miembros ya desaparecidos del Conjunto Rumbavana como Orestes Macías dieron fe a esta leyenda, la opinión continúa dividida.

Yo soy partidaria de que por algún contratiempo no se llegó a fabricar. Si analizamos el número de serie del fonograma en cuestión (LPD-1616) vemos que fue el último en ser lanzado al mercado. Como consta en una de sus rediciones lanzadas por el sello Duher, estas grabaciones de Rumbavana fueron realizadas en mayo de 1960, muy cercana a la fecha del proceso de nacionalización de empresas y su intervención. No solo Duarte, todos los catálogos discográficos como Panart, Puchito, Kubaney, Velvet, Modiner y muchos otros vieron truncados sus producciones en proceso. Quedaron paralizados desde el diseño hasta la fabricación de la portada y sus discos. Asi que es muy probable que si se lanzara al mercado entre tanta prisa, se hubiera hecho con una simple funda de papel.

Cabe también la posibilidad de que ni tan siquiera se comercializara. Es decir, siendo una placa bastante rara y que hoy circula con menos frecuencia que el resto de las producciones de Duarte, es muy probable que no fuera vendida sino obsequiada entre los amigos de Duarte y los miembros del Conjunto Rumbavana. Pero esto es solo una suposición. A estas alturas, pocos viven para esclarecer estos puntos ciegos de la discografía cubana.

Lo que si no tiene mucho sentido es que el señor Duarte regalara a Ricardo Ferro un obsequio por las buenas ventas de discos, considerando que sus artistas estrellas y verdadera razón de ventas de su catálogo eran Rolo Martínez con 8 singles y Tata Ramos con 10, mientras que Rumbavana solo tenía 2.

Con respecto a la leyenda, la hija del señor Duarte, la Sra. Idoris Cecilia comentó: “Esa historia sobre el regalo de un Cadillac a algún artista de la compañía como recompensa por sus buenas ventas de discos, no deja de ser una de las tantas leyendas inventadas sobre Duarte, cuya personalidad era poco exhibicionista, ya que siempre se consideró un trabajador de la música, descubridor de estrellas y no una estrella en sí mismo,… propició todo tipo de especulaciones y fantasías, algunas divertidas como la que nos ocupa, y otras mal intencionadas como la que achacaba a un hipotético racismo el abandono de Benny Moré de la orquesta… En fin, Duarte fue y continúa siendo un gran desconocido”.

Un nuevo comienzo. El sello Duher

Duarte abandona Cuba en el año 1961 y se traslada a España. Tras establecerse en la capitalina ciudad de Madrid, continúa promocionando sus discos, sus obras y su talento. Su labor como músico y orquestador no se detiene, pues durante un tiempo tuvo asiduas presentaciones en el cabaret Biombo Chino de Madrid y en Radio Madrid con su orquesta “Sabor Cubano”, de las que formaban parte el cantante Tata Ramos y el virtuoso del contrabajo Cachao.

En 1974, funda otro sello musical, la discográfica Duher, con el que realiza remasterizaciones de sus antiguas grabaciones en Cuba y nuevas producciones, entre ellas a su propio hijo, el también músico, Tito Duarte, al grupo Caña Brava y al también músico cubano radicado en España, Juanito Márquez. Es bajo este sello, en el que finalmente el disco de Rumbavana, se comercializaría en una segunda edición con una cubierta.

Fuente: Discogs

Duarte, es y será siempre recordado por la huella que dejó en la cultura musical cubana. Un patrimonio invaluable en composiciones, arreglos y un rico catálogo sonoro del que todavía hoy se siguen descubriendo gratas sorpresas. 

Agradecimientos

  • Especial agradecimiento a la Sra. Idoris Cecilia Duarte Hernández (hija de Ernesto Duarte) e Idoris Verónica Duarte Goñi (nieta de Ernesto Duarte).

Fuentes consultadas

  • Diaz-Ayala, Cristóbal, “Enciclopedia Discográfica de la música cubana” Vol. 2. Florida International University Libraries, Ernesto Duarte. (Consultado online 10/06/2020)
  • Página de Facebook de Ernesto Duarte Brito.
  • Revista Show. Nro. 70, diciembre 1959, Año VII
  • Sitio web. Discogs. https://www.discogs.com

 

Publicado por Daisy Hernández

Aficionada a la música cubana y los misterios de su discografía.

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